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Mortuos Plango, Vivos Voco

Mortuos Plango, Vivos Voco (“I Mourn the Dead, I Call the Living”) for eight-track tape is a musical composition created in 1980 by Jonathan Harvey, with the assistance of Stanley Haynes and Xavier Rodet, commissioned by the Centre Georges Pompidou in Paris. The two sounds contrasted are the tenor bell at Winchester Cathedral, England and the voice of the composer’s son Dominic, at the time a chorister there, both recorded by John Whiting. The text is taken from that written on the bell: Horas Avolantes Numero, Mortuos Plango: Vivos ad Preces Voco (“I count the fleeing hours, I lament the dead: the living I call to prayer”). Music V was used to analyze and transform the sounds.

The music is ‘octophonic’, being projected into the auditorium through a cube of eight channels: “the ideal listener is ‘inside’ the bell, its partials distributed in space; the boy’s voice flies around, derived from, yet becoming the bell sound.””The eight sections are based on one of the principal eight lowest partials. Chords are constructed from the repertoire of thirty-three partials [of the bell], and modulations from one area of the spectrum to another are achieved by means of glissandi.”

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El título de la obra proviene de la inscripción de la campana tenor de la Catedral de Winchester: “HORAS AVOLANTES NUMERO, MORTUOS PLANGO, VIVOS AD PRECES VOCO”, que significa “cuento las horas volantes, lloro a los muertos, llamo a los vivos a la oración”. Ni más ni menos que lo que hace cualquier campana de iglesia pero dicho de una manera muy bonita.

La obra se basa por completo en el espectro de dicha campana y la voz del hijo del compositor (que durante esos años estaba en el coro de la catedral). En el segundo de los enlaces propuestos arriba, Harvey nos cuenta lo siguiente (lo traduciré lo mejor que sé):

La campana cuenta el tiempo (cada sección tiene como inicio una campanada de altura diferente): en sí mismo éste es un sonido “muerto” con toda la riqueza de su sonoridad: el niño representa el elemento vivo. La campana rodea a la audiencia; como si estuvieran dentro de ella: el niño “vuela” alrededor como un espíritu libre.
En 1980 los sonidos fueron grabados y llevados al IRCAM, la institución que encargó la obra. Allí fueron manipulados por ordenador, reproducidos y mezclados con simulaciones sintéticas de sí mismos. Estas últimos, siendo creaciones digitales, podían ser transformadas internamente a un nivel asombroso, podíamos por ejemplo deslizarnos sin darnos cuenta desde una vocal cantada por el niño a un complejo espectro de campana consistente en 33 parciales. La estructura de las alturas (pitch structure) se basa por completo en esos parciales con sus curiosos y obsesivos intervalos: las armonías están seleccionadas de entre ellos, y se pasa de una selección de los mismos a otra por glissando
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