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Symphony No. 4
Cuando le llegó el encargo se encontraba trabajando en una pieza coral basada en un canon antiguo de la Iglesia Ortodoxa, el “Kanon Pokajanen”, que es una plegaria al ángel de la guardia. Decidió usar este tema como base de su sinfonía escrita para la orquesta más importante de una ciudad llamada Los Angeles.
La obra está dedicada a Mikhail Khodorkovsky, un magnate de la industria del petróleo rusa, que fue acusado por el gobierno de Putin por fraude y condenado a diez años de cárcel de los que finalmente fue amnistiado viviendo actualmente en Suiza. La protesta de Pärt está orientada contra Putin considerando que eliminó a su rival político. Una protesta que el compositor ha continuado contra Rusia durante diversos regímenes. Primero perseguido por los soviéticos por su música atonal y luego por sus obras de ambiente religioso cristiano.
El compositor comenta su obra con las siguientes palabras. El tono trágico de la sinfonía no es un lamento por Khodorkovsky, sino un ademán de respeto al gran poder del espíritu humano y a la dignidad humana. Con mi composición, quisiera acercar mi mano, extenderla al prisionero y con ello a todos los presos sin derechos en Rusia.
El primer movimiento, con sublimità, está dividido en tres secciones con distinto carácter. La primera es de carácter meditativo con largas notas suspendidas, moviéndose lentamente con solemnidad. Conserva el sentido místico de la obra más reciente del compositor. Se ha descrito como un fúnebre lamento introspectivo.
Since 1976, this style Pärt describes with the word, “tintinnabuli,” which means “bells.” The influence of medieval music is clear in the emotional effect of Pärt’s “tintinnabuli” works: they are somber, contemplative, yearning, and simply beautiful. His compositions often set Christian religious texts, which also resembles music from the European medieval period.
Pärt’s fourth and final symphony is the only one which he composed in the “tintinnabuli” style. The first movement, “Con sublimità,” (with sublimity) may seem inappropriately marked: sublimity, which we would expect to be enthralling beauty, is sad, even unfulfilled. One reason I love Pärt’s music is because he is able to present us with beauty that accesses a unique realm of our emotional experience. In other words, sorrow and yearning can sometimes be the appropriate feelings in the presence of beauty.